Para cuidar hay que cuidarse: el posparto
Durante el embarazo, nuestro cuerpo cambia constantemente: la postura, el eje corporal, el desplazamiento de órganos debido al crecimiento del bebé, la respiración, las hormonas, la digestión, etc. A medida que el bebé crece, nuestro cuerpo se adapta. Después de nueve meses (aproximadamente), llega el momento del parto y tenemos a nuestro bebé en brazos. Tras nueve meses de un vientre en crecimiento progresivo, ¡zas! En cuestión de horas, el bebé nace y nuestra barriga queda “vacía”. ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos con todos estos cambios? ¿Vuelve todo a su sitio de manera natural?
En este post, voy a centrarme más concretamente en la “barriga”, que ha sufrido los mayores cambios. Nuestro abdomen se ha distendido para hacer sitio al bebé y ahora tiene que recuperar su FUNCIONALIDAD. Sí, digo funcionalidad en mayúsculas porque, aunque muchas personas buscan la recuperación por estética, todas deberían enfocarse en la recuperación de sus funciones.
En nuestro día a día realizamos acciones que requieren mayor o menor fuerza, lo que implica un aumento de la presión abdominal. Nuestro abdomen debe ser capaz de gestionar esta presión correctamente. Por ejemplo, túmbate en el suelo con las rodillas flexionadas y tose, ¿qué hace tu barriga? ¿Empuja hacia fuera, hacia dentro o no hace nada? ¿Qué crees que debería hacer? Nuestro transverso debe activarse ante un esfuerzo, al igual que el suelo pélvico. Y no de forma voluntaria, porque no podemos estar pensando constantemente en contraer el abdomen y el suelo pélvico; deben activarse y trabajar automáticamente cuando lo necesitemos.
Después de tener al bebé, querrás volver a practicar tu deporte favorito: pádel, correr, básquet, fútbol, crossfit… (no digo inmediatamente, ¡algunas quizás quieran retomarlo enseguida, otras cuando el bebé tenga 9 meses, dos años,…), o querrás tener otro bebé (¡tampoco inmediatamente!), o salir de excursión con tu peque en la mochila. Para todo ello es importante ser conscientes de la necesidad de recuperar nuestra faja abdominal para evitar problemas a corto y largo plazo: incontinencia de cualquier tipo, diástasis, dolores crónicos, prolapsos, etc.
Cuídate en el postparto tanto, o más, de lo que lo hiciste durante el embarazo. Para cuidar es necesario cuidarse.
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